jueves, 14 de abril de 2011

Series

Hay series de televisión que mueren de éxito, intentando hacer temporadas más allá de lo necesario, perdiendo espectadores poco a poco hasta que desaparecen sin que nadie se de cuenta. Hay otras que finalizan aún cuando todo el mundo sigue viéndolas, en plena gloria, en un último capítulo donde todos los fieles se quedan pegados a sus pantallas hasta mucho después de los títulos de crédito.

Otras, en cambio, acaban sin más. Sin pena, ni gloria, con esa intrascendencia que es fácil estuviera reflejada en todos y cada uno de sus guiones. Meses después, nadie las recordará, ni en ningún sitio se recordará ese último capítulo que casi fue uno más, aunque cerraba las tramas.

Todo esto, especialmente el último párrafo, va dedicado a greek, una serie fácil, de personajes planos, pero agradable de ver. Acabó con un último capítulo que tuve que confirmar en Internet que realmente no habría más de tantas cosas que podrían suceder después. Pero, por alguna razón que desconozco, quizás que yo era su único seguidor, la serie concluyó.

Ojalá todas las series tuvieran la decencia de acabar a tiempo ( ¿ Lost ? ¿ Heroes ? ¿ Prison Break ? ) o simplemente, de acabar.

A veces tan importante es haber tenido la idea como saber cuando se ha acabado y hay que devolverla a un cajón, a que repose mientras otras nuevas pueden lucirse en la parrilla.

Veamos si alguna vez Ted cuenta cómo conoció a su mujer, si The Big Bang Theory camina hacia algún sitio distinto a capítulos sueltos sin mayores pretensiones, si House descubre lo que es ser un humano antes de que la serie queme a todos sus seguidores. Glee aguantará lo que aguanten sus actores la juventud, la voz y las ganas de volar por libre para enriquecerse.

Nosotros, mientras, viendo capítulo tras capítulo, por pasar el rato de la forma más sencilla, más ligera. Pensar siempre podrá hacerse en otro momento.

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