lunes, 30 de agosto de 2010

Sensaciones

Notas como viene, te abraza, rodea tu cuerpo con sus brazos. Notas su calidez, su aliento, la suavidad de su pelo en tu mejilla. Notas su cuerpo pequeño, estremeciendose cuando te dejas llevar por la alegría de sentirla, tus manos ya recorriendo su espalda.
Notas su respiración agitada, el palpitar de su corazón mucho más rápido que el tuyo, sus emociones casi desbordadas. Notas el puñal que te clava en la espalda cuando te descuidas. Notas el metal entrando en tu ropa, tu piel, tus músculos, tus órganos. Notas la sangre fría cubriendo la hoja del cuchillo, manando por tu piel, empapando tu camisa. Notas el filo que te ajusticia salir, liberando aún más el manantial de sangre en que se ha convertido tu cuerpo. Notas como ella separa tus brazos, los suyos, como se va lentamente. Notas como el mundo se acaba, entre un charco de sangre, una oscuridad acuciante y unos pasos que se alejan.

domingo, 29 de agosto de 2010

Muchedumbres

Una multitud, moviendose como hormigas furiosas y hambrientas. Nadie se queda quieto, todos corriendo inquietos. Mi espalda, apoyada en un muro, me mantiene pegado al escenario, fuera del resto de la turba. Soy como la roca en mitad del río, viendo la corriente alrededor, pero sabiendome apartado de ella. 
Siempre me ha gustado la sensación de estar al margen.

Entre el griterío y el fluir de rostros, distingo unos ojos que, furtivamente, coinciden con los míos un segundo. Siento como quieren decirme algo, pero no encuentran la manera. A los míos les pasa lo mismo, y somos incapaces de comunicarnos en ese instante que nos ha concedido el frenesí circulante.

Sin ser consciente de cómo, los ojos desaparecen y vuelvo a quedarme ahí, solo, deseando saber que les hubiera gustado decirme, deseando saber qué haberles dicho.

El gentío vuelve a correr a mi alrededor. Sus miradas, vacías, sólo vigilan el suelo.

martes, 24 de agosto de 2010

Noche oscura del alma



La noche surge de los rescoldos de la hoguera de la tarde. Las llamas que abrasaron la arena de la playa prendieron en la luna, que arde en lo alto del firmamento. El mar refulge debajo, pintado de blanco. El viento hace que parezca un manto de seda lo que cubre ese agua tan tranquila.

Donde el horizonte mezcla las estrellas con las olas, se ve una luz, intermitente, de un barco pesquero. Solitaria nave en una solitaria noche. Apenas se mueve, o apenas lo parece. Es la única manifestación de que la humanidad ha pasado por este paisaje.

El fotógrafo examina la escena, buscando el ángulo correcto. Compone incluyendo el mar, el barco, el reflejo de la luna, la silueta de unos pinos. Captura la instantánea y desaparece por un sendero. Cree que tiene capturada en el bolsillo la naturaleza, pero la naturaleza sigue impasible mucho después de que se haya marchado.

lunes, 23 de agosto de 2010

Saltando al vacío



Lo difícil de saltar al vacío no es el momento del impulso, el instante en que los pies se separan del suelo y no se está en contacto más que con el aire.  Tampoco es todo el tiempo de caída, todo el proceso en que sabes que lo anterior es imposible de recuperar, en que tomas consciencia del abandono, de la soledad del momento, de la incertidumbre del futuro.

El momento crítico es cuando alcanzas el final, cuando descubres si ha ido bien o mal, si el salto ha sido mala idea, buena, o pésima. En ese segundo, si acaso se puede considerar que dura tanto, es cuando se ve lo irrevocable de todo, y surge, por fin, una cierta idea de lo que queda por delante.

Si hay suerte, se podrá volver a subir a nuevos barrancos para saltar de nuevo. O a viejos.

sábado, 14 de agosto de 2010

De vuelta



Da igual lo que pensemos, las vacaciones siempre se acaban. Pueden durar una semana, un mes, o un fin de semana perdido en mitad de ninguna parte. Al final, volvemos al mismo sillón, a la misma ciudad, a prepararnos para la misma rutina que empezará en breve, inmisericorde.

El viaje ha sido húmedo en extremo. Demasiada lluvia, que nos dejó un Gante desfigurado y un Brujas visto entre los soportales, las capuchas y los paraguas. Resplandeció Lovaina, Se defendió Amberes, Bruselas tuvo su cal y su arena. Alguna foto hay ya subida en flickr, por si alguien quiere verlas. Desde facebook deberían salir los enlaces.


Una semana para dejar de dar vueltas a todo lo que es trabajo, una semana lejos de internet, siete días seguidos sin conexión, hecho histórico. El mundo ha seguido girando, sin dudarlo un instante. Pocas notas negativas en el viaje, quizás alguien me contradiga. Sí, los grupos grandes se mueven despacio, pero una vez uno es consciente de eso, y de que tampoco hay tanto que ver, dejarse llevar es agradable. Igual que compartir una cerveza distinta cada día, y un gofre que no deja de crecer en tamaño y componentes.

Ya hemos vuelto. Deshecho la maleta, lavado la porquería belga de la ropa. Nos queda lo de siempre: lo que dejamos aquí pendiente, que no es poco. La vida nos ha esperado. Y todo lo pendiente está aguardandonos, antes o después. Quién sabe, a lo mejor en septiembre se puede aprobar alguna asignatura pendiente este año... 


domingo, 1 de agosto de 2010

Cometas en el cielo


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Cargado originalmente por yeyum
Sobre el cielo de Madrid, una cometa, planeando entre sus balcones, cubriendo ocasionalmente alguna ventana. Flotando libre sin cuerda que la maneje, sin niño que desde el suelo la controle.

Volar sobre la ciudad, sobre sus gentes, vigilante. Conseguir que toda esa gente pegada al asfalto, hundida en las aceras derretidas, alce la vista al cielo y, por un instante, dejen volar sus pensamientos al compás de la brisa, meciéndose junto a la cometa.

Caerá en algún momento. Habrá otras.