martes, 24 de agosto de 2010

Noche oscura del alma



La noche surge de los rescoldos de la hoguera de la tarde. Las llamas que abrasaron la arena de la playa prendieron en la luna, que arde en lo alto del firmamento. El mar refulge debajo, pintado de blanco. El viento hace que parezca un manto de seda lo que cubre ese agua tan tranquila.

Donde el horizonte mezcla las estrellas con las olas, se ve una luz, intermitente, de un barco pesquero. Solitaria nave en una solitaria noche. Apenas se mueve, o apenas lo parece. Es la única manifestación de que la humanidad ha pasado por este paisaje.

El fotógrafo examina la escena, buscando el ángulo correcto. Compone incluyendo el mar, el barco, el reflejo de la luna, la silueta de unos pinos. Captura la instantánea y desaparece por un sendero. Cree que tiene capturada en el bolsillo la naturaleza, pero la naturaleza sigue impasible mucho después de que se haya marchado.

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