Notas su respiración agitada, el palpitar de su corazón mucho más rápido que el tuyo, sus emociones casi desbordadas. Notas el puñal que te clava en la espalda cuando te descuidas. Notas el metal entrando en tu ropa, tu piel, tus músculos, tus órganos. Notas la sangre fría cubriendo la hoja del cuchillo, manando por tu piel, empapando tu camisa. Notas el filo que te ajusticia salir, liberando aún más el manantial de sangre en que se ha convertido tu cuerpo. Notas como ella separa tus brazos, los suyos, como se va lentamente. Notas como el mundo se acaba, entre un charco de sangre, una oscuridad acuciante y unos pasos que se alejan.
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