jueves, 10 de marzo de 2011

Don Quijote, para lo que hemos quedado

Sentado en su caballo, Don Quijote mira los molinos delante suyo. Son gigantes, amigo Sancho. Gigantes.
Sancho le mira, consulta con movil en la wikipedia, y le indica a Cervantes que los gigantes como tal no existen. Además, abriendo otra aplicación le identifica los molinos como lo que son, recomendadole incluso el restaurante que ahora hay en uno de ellos.

Don Quijote mira el terminal, mira a los molinos, mira a Sancho. Que más da, Sancho, molinos o gigantes, si a fin de cuentas este libro se lo va a leer la gente esperando ver en que momento nos liamos, y cada vez me das más asco.

Sancho sube una foto de los molinos a facebook, vuelve al coche, y se pregunta hasta cuando tendrá que seguir cuidando de este tío suyo que leyó demasiados libros en papel. En papel! Normal que haya perdido la cabeza. Él sólo quiere volver a casa, acostarse con Teresa y entre sus piernas, olvidarse de esta absurda realidad que a nadie importa. O al menos, esa sensación es la que desprenden sus conocidos en twitter.




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