Un vaso de cerveza en una mesa. Sopla el viento taimado del norte. Se
lleva la espuma hacia el cielo, la convierte en nube, se transforma en
lluvia. La lluvia en nieve por la que desciende un trineo con dos
niños regordetes, con sus mejillas manchadas de chocolate. Su madre lo
compró en la tienda, cuando fue a comprar un vestido para poder ir al
teatro. Sobre el escenario, vio a dos actores gemelos, que no eran
iguales, pudo ser el maquillaje, la luz, o a que uno era adoptado. El
otro en cambio es gran cocinero, experto en el uso de los huevos para
la repostería, y un buen jugador de parchís. Suele jugar con el
amarillo, el color del sol, de la cerveza que se queda sola en un
vaso. Sin espuma.
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