miércoles, 28 de abril de 2010

Entrada 800


Venía a hablar de este país que se desmorona bajo mis pies, esta España nuestra donde preferimos hablar de Franco, del PP y sus rumanos, de niñas tapadas con velo, de toros y fútbol antes que de esa economía que se diluye entre nuestras manos, de esa cola de parados que crece y crece sin encontrar un límite, de ese futuro que se promete esperanzador para 2016. Se desmoronó Grecia, Portugal se tambalea, España se prepara para la debacle. Europa demuestra que un volcán puede tumbarla, que seguimos siendo un gigante con pies de barro.

Un veinte por ciento de paro, cifra fatal que demuestra en su propia magnitud que es falsa. Nadie en las calles gritando, clamando contra el gobierno, pidiendo un trabajo o pan, indica que hay una masa de gente que se ha unido a esa economía sumergida de los ochenta, que vive en parte del paro y en parte de escribir facturas en servilletas y tirarlas. Eso se llama robar, que no sobrevivir. Acelerar nuestra caída, nuestra debacle.

Seis millones de paradas, seis. Como una corrida de toros que no hacen más que cornearnos. Seis millones, y la cifra de la que España se quedará pendiente es del resultado del Barça-Inter de mañana. Pan y circo, que ya encontraremos la forma de pagar esto, quizás vendiendo los ladrillos, que siempre suben.

Venía a decir que esta es mi entrada ochocientos. Que el tiempo vuela. Pero a fin de cuentas, que más da.

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