lunes, 26 de abril de 2010

Volver, volver

Volver a sitios que dejaron una huella imborrable y ver que apenas
quedan rastros de ella. Reconocer las calles, adivinar las esquinas,
saber el camino antes de empezar a recorrerlo.

Recordar las mismas sillas con distintas caras, con caras difusas,
caras borrosas, caras que se fueron o no, caras que ya no están
compartiendo una nueva cerveza.

Ver de nuevo, que todo cambia y que la felicidad, de nuevo, queda
guardada dentro de una caja de hojaldres o entre los panecillos de una
tapa. O fotografiada, estática, en mitad de la noche. Ella sola,
peinandose.

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