El viernes nos quedamos solos frente a la noche Gus, Pepe y yo. Así que empezamos de forma tranquila en el Tascopolis, donde se estaba muy bien al no haber mucha gente y luego nos fuimos para Torre Europa en un buho con un conductor asesino, que casi se llevó por delante un coche.
En Torre Europa volví a tener uno de esos grandes momentos que hace años no tenía: No me dejaron entrar a un sitio por las zapatillas!!! Subrealista que en verano te digan algo por llevar unas playeras. Y más absurdo encima si tenemos en cuenta que dentro del sitio lo único que había era espacio libre. Gracias a eso acabamos en el sitio de al lado, donde había más ambiente, una gran proporción mujeres/hombres y el hermano de Pablo, que es exactamente igual que él solo que más grande. Encima nos regaló tres copas. La verdad es que fuimos unos maleducados, porque deberíamos haber ido y darle las gracias al puerta que nos cerró el paso, porque eso nos llevó a un sitio más animado.
Como gran anécdota, el momento en que Gus decidió que atacaramos a dos mujeres que estaban algo lejos. Agarró su copichuela, miro al frente, llegó hasta donde se encontraban, giró la cabeza y vio que no nos habíamos movido y que nos estábamos partiendo de risa a su costa. Realmente somos mala gente.
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