Hoy la noche ha parecido casi una etapa del Tour de Francia: de Sol al mercado de San Miguel, de ahí a Tribunal, luego pulular por Chueca y finalmente retirada desde Cibeles. Alguno quedaba todavía que iba hacia la Botellita.
Hoy lo importante era ver a Pablo, en una de sus visitas relámpago a la capital, y a Puce, que volvía del curso de inglés que le hemos pagado entre todos y que dice no le ha servido para nada. También se agradece ver a Iván, al que hacía meses que no veía. Y se agradece a pesar de que antes de irme se le ha ido la pinza y me ha tirado media botella de agua encima. Creo que todo el alcohol que llevaba encima ha influido en esa acción.
Gabi también ha aparecido por allí. Ahora por lo visto se ha orientado hacia las maduritas, de 38 años en adelante. Parece que quiere probar al menos a una mujer de cada posible grupo que se le ocurra, ya sea provincia, edad, religión...
La noche ha ido bien hasta Chueca. Hemos intentado ir a un bar que tenía buena pinta, pero que tenía una cola considerable para entrar. Nos hemos ido a otro que era un cocedero de patos (diría una sauna, pero en Chueca las saunas son de otro tipo), y con eso se ha fastidiado todo. Algunos se han quedado fuera, otros dentro y en general, salvo los borrachos, la gente ha empezado a amuermarse y retirarse para casa. Además, Juanjo y Piru se han ido al Casino, con lo que básicamente que quisieramos salir quedabamos los borrachos, Yoli y María y yo. Como las mujeres se iban a ir a la Botellita, y ni Iván, ni Puce ni Lara tenían pinta de querer ir, parecía que el grupo se rompía aún más asi que, en Cibeles, me he venido para casa escuchando en el autobús a una pobre señora con pinta de estar media loca preguntando como es una guerra nuclear.
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