lunes, 14 de junio de 2010

Escritos del pasado

Ayer, decidí por fin escribirte. Pensaba dejarlo todo muerto, en
silencio, como hasta ahora. Quien calla otorga, y así las cosas serán
más fáciles entre nosotros. Pero no. A veces conviene mirar hacia
atrás, explicarlo, aclararlo, para que no queden falsas historias y
mentiras en el aire.

Cada línea es un mundo. Cada palabra escogida es más compleja que la
anterior. Las oraciones se borran, se escriben, se cambian de sitio.
Se refina el significado con cada frase, con cada signo de puntuación.
El cuidado de cada palabra es exquisito. No puedo dejar nada al azar,
nada que no quede claro. Tengo que decirte la verdad, que la
entiendas, que cambies tu opinión de todo lo sucedido y, por fin,
puedas perdonarme. Perdonarnos.

Odio escribirte, DGT, odio tener que presentar alegaciones...

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