martes, 15 de febrero de 2011

900

Imaginad que en vez de ser trescientos valientes espartanos defendiendo el paso de las Termópilas hubieran sido novecientos. Hubieran podido arrancar el corazón a todos los soldados persas el primer día de combate. O que Blancanieves se hubiera encontrado no con siete enanitos, sino con esos novecientos que dan título a esta entrada. Hubiera acabado como directora de ese instituto de minería, haciendo comida en cantidades industriales, y teniendo que subcontratar la limpieza de la casa y del vestuario.
Novecientos podrían haber sido los cien mil hijos de San Luis, y no habría habido restauración del absolutismo en este país, y quizás, solo quizás, nos hubiéramos enterado lo que era la industrialización un poco antes. Novecientos son casi los días que hemos aguantado en este segundo mandato a ZP, donde la crisis dejó de ser algo que avisábamos y se convirtió en juez ejecutor de muchos sueños.
Novecientos es dos por dos por tres por tres por cinco por cinco.
Novecientos son los días que habría que tardar en dar una vuelta al mundo disfrutando de una pequeña parte de sus rincones. Novecientos los exámenes que habré hecho a lo largo de una vida, con una nota media decreciente en el tiempo. Novecientos los libros que soy consciente me faltan por leer, miles los que desconozco y no podré siquiera echar de menos.
Novecientos son los segundos en el cuarto de hora que llevo escribiendo este artículo, que no sirve para nada más que conmemorar el haber escrito ya en este blog novecientos artículos.
Novecientos son, incluyendo a este, los artículos escritos en este blog que son totalmente intrascendentes.

No hay comentarios: