lunes, 14 de febrero de 2011

Buscando

Fin de semana aprovechado haciendo un taller de retrato. ¿ Alguna vez habéis oído aquello de que si en una partida de poker no sabes quién es el pardillo tienes que abandonarla, porque eres tú ? Pues así estaba yo cuando veía el nivel que había en el curso cuando la gente contaba lo que hacía de fotografía. Miento. Había alguno que parecía tener mi mismo nivel, hasta que enseñó las fotos que hacía y quedó claro que no, que yo era el Numancia cuando tuvo la eliminatoria de copa frente al Barça hace años.

El retrato es un género que me da miedito. Estás sólo ( la tilde la seguiré poniendo, RAE, lo siento ) contra una persona, y tienes que conseguir sacar algo de ella, plasmarla en una imagen que la describa, que comunique algo de ella, y que te lo comunique a ti. Supongo que mis habilidades sociales intervienen en esto, porque está claro que es más fácil sacar una foto a un iceberg, o a una calle desierta. 

Como era previsible, ha habido grandísimas fotos. Pero lo mejor de estos talleres no es la foto en sí. Lo mejor es la crítica, el tener a un especialista comentándote las fotos, mostrando los fallos, sugiriendo caminos o formas de buscarlos. Aprendes con tus fotos, aprendes de las fotos de los demás. Jamás recomendaré este taller a alguien que no sepa aceptar una crítica, porque es de lo que se trata. Creo que de ochenta fotos al final se pueden haber salvado tres o cuatro, y hay algunas que deberían haberse borrado directamente.

Pero el caso es que te obligan a tirar fotos, te obligan a intentar hacerlo bien. Y te esfuerzas, te dejas la piel, disfrutas a la vez que sufres intentando sacar alguna foto que transmita algo, que se pueda considerar un retrato aceptable.

Cuando lo consigues, lo sabes sin que te lo digan, sólo viéndolo en tu pobre máquina de fotos ( que está cada día más condenada a desaparecer, este finde me ha decepcionado dos veces ).

Ahora, queda atreverse y tirar retratos, muchos retratos, montañas de retratos...


No hay comentarios: