Playita

Aunque no me guste mucho, este fin de semana lo pasé en la playa. Salir un viernes para volver un domingo no es algo que me apasione. Sin embargo, al final quedó bastante bien. Además, contó con una visita desde Irlanda bastante agradable ;-)

La ventaja de Benicassim es que, bien organizado un fin de semana puedes cubrir todos los minutos del día. Largos paseos por la playa (cada vez pueden ser más largos con las playas nuevas), comer fideua (rica, rica), perrear tomando el sol, darse un bañito en el mar y en la piscina y, por supuesto, salir por el pueblo por la noche.

La verdad es que, el único descanso en todo el fin de semana fue en el tren de vuelta, que llegó con retraso.

Algo de color conseguí, aunque era más curioso ver a mi novia en versión terriblemente pálida. Los rumores son que al haberse quedado más días ha conseguido algo más de color, pero no creo que se acerque a como ha llegado a estar en años anteriores. Eso sí, como demostración de que se queja de vicio del tiempo en Dublín, aquí también había veces que decía que tenía frío. Claro, que con 30 grados uno está en su derecho.