miércoles, 6 de octubre de 2010

Sólo para tus ojos

Ahora estás sentada delante del ordenador, en un breve momento de
descanso, saltando de un blog a otro, viendo las nuevas publicaciones.
Ahora lees lo que yo escribí para ti hace unas horas. Piensas que no
es para ti, claro, que está escrito para otra persona. ¿ Cómo iba a
ser para ti ? ¿ Por qué iba yo a escribirte algo ?

Aunque en el fondo sabes bien porqué es ¿no? En el fondo de tu alma
sabías que esto acabaría pasando, aunque no pensabas que sería así, no
pensabas que sería hoy. Pero a veces hay que dar ese paso adelante,
dejarse llevar, escribir lo que ya sabes, que leas lo que te he dicho
tantas veces sin palabras.

Así que ahora mismo estamos tú y yo, solos cada uno en una habitación
lejana, pegados cada uno a un lado de este monitor en el que se
reflejan tus ojos. Estamos unidos por estas frases, enlazados un poco
más con cada palabra, con cada punto y seguido. Tu respiración ahora
es más lenta, y ha cambiado tu velocidad de lectura. Puedes oir tu
corazón marcando el ritmo de tu lectura. Casi puedo oirlo yo, que noto
como vas leyendo estos párrafos. No lo notas, pero mi pecho sube y
baja al ritmo que marcan tus pulmones. Y ese ratón que tienes ahí es
casi una prolongación de mi mano, en la que puedes relajar la tuya
mientras lees. Hazlo, aprieta mi mano. Sientela.

Ahora que ya estamos solos, que sabes que estoy hablando
exclusivamente contigo, sabes que no hace falta que te diga lo que
tengo que decirte, ¿verdad? Sabes palabra a palabra lo que te diría,
lo que saldría de mis labios si estuvieras aquí delante. Escuchame
decirtelo, siente mi voz leyendo esto, envolviendote. Desde la
pantalla a detrás de tu silla, susurrándote al oido, una mano a tu
hombro, acariciando levemente tu cuello. Sí, puedes oirme ahora
perfectamente, lo se. Sabes que estoy ahí contigo. Diciendote en
apenas un susurro todo lo que sabes que te iba a decir. Sílaba a
Sílaba. Palabra a palabra. Frase a frase. Con mi voz deslizándose por
tu piel, mis palabras por tu pelo.

Y ahora no me queda sino volverme a la pantalla, dejar que tus ojos
sigan recorriendo estas líneas hasta el final. Despedirme de tu
mirada, de tus sentidos. Despedirme de ti por ahora.

Esperar la respuesta a todo lo que te he dicho...

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