Lo que aporta este libro es una conclusión clara: ya no somos quienes somos, sino con quien nos relacionamos. Nuestra felicidad no depende de nuestro estado, sino sobre todo del de aquellos que nos rodean. Es contagiosa, igual que la obesidad o la generosidad. Sorprendente. Antes lo importante era el dinero, ahora, cada vez más, lo importante es conocer a las personas correctas. El resto ya vendrá dado a posteriori.
He acabado de leerlo minutos después de acabar de leer Esas vidas. Si Conectados sorprende por los datos que aporta sobre nosotros, este segundo libro lo que busca es el alma, los sentimientos. Una elegía pura y dura, dolor tremendo por la muerte de la madre, por verla morir e irse. Líneas que el autor desahoga en esas páginas, con las que es fácil identificarse, detenerse y sentir esa angustia. Pocos libros son capaces de llegar tan adentro y hacernos ver cómo duele la ausencia, cómo duele en lo más hondo del alma.
Cuál es más recomendable? Para el cerebro, el primero. Para el corazón, el segundo. Siguen llenando huecos en uno y otro lado. Aún, después de tanto tiempo, me maravilla a veces el poder que puede tener un libro.
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