domingo, 16 de enero de 2011

Noche in albis

Cuando uno tiene que trabajar un sábado por la noche, tiende a aburrirse. Por muy bien que te organices el tiempo, sabes que no deberías estar ahí, tu cuerpo reclama ir a otro sitio, no sentado delante de tres pantallas de ordenador, tres teclados, en una sala enorme donde hay otras tres pobres almas condenadas.

¿ Todo esto para qué ? Pues esa es la pregunta del millón de dólares. He leído por algún sitio que nuestros más remotos antecesores trabajaban una media de tres días a la semana. Es verdad que parte de sus labores era jugarse la vida contra la caza, pero, en comparación, está claro que en algún momento algo hemos hecho mal. Hemos seguido un camino porque parecía que era el único que existía, pero realmente eso nunca lo sabremos. Y parece que vivimos mejor, tenemos acceso a más tecnología, la vida es más fácil... Pero trabajamos casi el doble de días a la semana, en un entorno infinitamente más contaminado, perdiendo tiempo infinito en desplazamientos.

En algún punto nos equivocamos. Deberíamos haber seguido en nuestras pequeñas tribus, en vez de apelotonarnos en nuestras ciudades.

Así que nos dejamos la piel para vivir peor que hace miles de años. Manda huevos. Debería irme al hotel, que para el caso...

1 comentario:

Nachete dijo...

toooooda la razón chico, yo pensé en esto cada día de mi doctorado