domingo, 30 de enero de 2011

Y ahora qué?

Eres un ciudadano de Egipto. Llevas años harto de un gobierno al que le da igual lo que te pase, en unas condiciones cercanas a la miseria, sin saber lo que es un trabajo estable, ni lo que en esa Europa a la que nunca has importado llama sueldo digno.

Estás después de días y días de manifestación en mitad de la calle, subido a un tanque de unos militares que están apoyando a los manifestantes, protegiéndoles de una policía que dispara con balas que matan el cuerpo, pero siguen insuflando las almas.

Gracias a una radio puedes oir el mensaje de un Mubarak que ha mandado a su familia lejos del país, y que quiere cambiar el gobierno mientras él se queda. Los gritos empiezan durante el discurso, y siguen rato después de que acabe. A ninguno os vale esa solución, le queréis fuera, lejos.

Así que ahora, mientras gritais en la calle, hay gente reuniéndose en salones, planeando el futuro, viendo las alternativas, repartiéndose el poder que quedará vacío. Algunos quieren que haya una cierta continuidad, un cambio tranquilo. Otros piden la convocatoria inmediata de elecciones. Los hay que confían en que sean los hermanos musulmanes asuman el poder de forma inmediata y se aplique la sharia.

Eres un ciudadano de Egipto, origen de una civilización prodigiosa, y luego tierra ocupada y gobernada desde fuera durante siglos. Sabes que tu país va a cambiar, que lo que empezó en Yemen y caló en toda la sociedad egipcia es imparable. Sabes lo que tienes hoy, pero no sabes si mañana vivirás en una continuación del Egipto de Mubarak, o te encontrás en una burda copia del Irán de los ayatollas, o empezará una guerra civil como en Libano, o tendrás una democracia laica como la turca, regida por un partido islamista.

Sólo sabes que eres una pequeña parte de todo lo que ha pasado desde que un informático se prendió fuego en Yemen. La chispa que hizo arder el norte de África, y que obligó a que China, asustada, bloqueara el acceso a todas las noticas relacionadas.

Suerte, egipcios. Escribid vuestra propia historia de nuevo.


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