En contra de mis pronósticos, pero en línea con mis deseos, el Real Madrid de basket ha ganado el primer partido de la final de la ACB. Buen partido, con todo el equipo comprometido y luchando sin descanso.
De mi post del otro día, lo único que puedo decir es que, los que no lo hayan entendido, mi amable vecino lo cuenta perfectamente. Mis disculpas a los que me lo han preguntado y no se lo he explicado, pero soy capaz de contarlo de uno en uno, pero no a grupos mayores. Gracias a todos por preguntar. Cada vez estoy más contento de los amigos que tengo. Sois todos cojonudos, menos uno (Esta última parte es mentira, pero así siembro inquietudes en vosotros).
El otro día hablé de flatland, y debido a un comentario, acabé buscando el enlace y está puesto en los comentarios de esa noticia (el título, si no me equivoco, era culturizando a las masas). También está en dichos comentarios el Aleph, de Borges (gracias por el enlace!). Tiene un párrafo extremadamente brillante. Me recordó al caótico libro de Cela de madera de boj, en el que no sabes lo que está sucediendo, porque los párrafos son interminables y las historias, los datos se entremezclan continuamente. No hay un principio ni un final, solo oleadas de frases hablando sobre la costa gallega y sus moradores.
El caso es que en unas horas parto hacia París. Espero tener bastante trabajo y poco tiempo para pensar, porque pensar ahora no lleva a ningún sitio bueno. Encima me quedo sin jueves en el Victoria, uno de los mejores momentos de la semana, capaz de animar a cualquiera. El viernes tocará ser felices hasta el infinito.
Sed felices, que es lo único que debería preocuparnos en la vida.
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