con la cámara, seduciéndola. Yo no existo, sólo aprieto el botón,
suena un chasquido y capturo tu imagen juguetona y cambiante cada
poco. La luz te magnifica, te glorifica, te potencia las facciones y
los gestos. Otra foto. Una sonrisa como las que luego me cuesta tanto
sacarte. Otra foto. Mirada enamorada, como la que nunca me dedicas.
Otra foto. Melancolía fingida, casi una lágrima naciente. Otra foto.
Provocación y erotismo, reunidos en tus manos, en tu escote, entre tus
piernas de nácar. Otra foto. Un beso que envías gentil hacia la cámara
sin pasarla.
La sesión acaba. Meto la cámara en su bolsa. Tu me metes en tu maleta
de juguetes rotos, junto a un camarero de pocas palabras.Las fotos las
guardas para poder demostrarle al mundo tu fachada.
Suena una última foto, pero ya no queda nadie bajo los focos.
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