domingo, 1 de octubre de 2006

Alpisco

Después de jugar dos partidos de fútbol, hoy nos paetecía algo tranquilo. Y está claro que lo más tranquilo y donde estamos más cómodos (menos el consultor que se ha pasado la noche trabajando) es en el Alpisco. Es como Cheers, el bar donde los camareros se saben los nombres de la gente y hablan con ellos. Incluso ahora pedían los correos de los habituales para mandar un correo electrónico para avisar del cierre que tienen que hacer para insonorizar y otro cuando sea la reapertura.

Debo decir que ha sido una de las noches más graciosas que recuerdo en el Alpisco. Con Yoli con el puntillo y Javi vacilándola, no hemos parado de reir en ningún momento. Han sido 3 horas y media que se han pasado volando entre tonterías. Todo esto, con el bar lleno de gente, como hacía tiempo que no veía.

Además, nuestro querido capitán de la Fuentecilla se ha ganado una estatua, y no precisamente por los partidos de fútbol. No doy más detalles, pero es un modelo a seguir.

También debo decir que se han reido bastante de mi foto de la tarjeta de entrada al trabajo. Hay que reconocer que, si quisiera haber puesto una foto en la que pareciera un terrorista, no podría haber puesto otra mejor. Luego me sorprendo de que me cacheen en los aeropuertos.

Gran final para un día agotador. Si mañana no tengo agujetas será un milagro de la naturaleza.

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