domingo, 17 de septiembre de 2006

Full Irish breakfast

Llevamos dos días en plan perro de las praderas, es decir, andando más bien poco. Ayer, en parte, ayudados por el clima. Ha sido el primer día de tiempo realmente irlandes desde mi llegada.
Nos dedicamos a conocer un poco el pueblo, pasarnos por un outlet, con una tienda de Nike con precios muy majos, a ir a un mercado de productos artesanos, que consistía en cinco granjeros vendiendo sus cosas (y cuando digo cinco, están contados) y a poco más. También a escuchar a los catalanes que habían llegado al hostal también (por aquí hay muchos, parecen una plaga).

Hoy ha sido más de lo mismo. Con eso de que es domingo nos hemos homenajeado con un desayuno completo irlandes consistente en: dos salchichas, dos huevos fritos, dos tostadas, dos trozos de algo parecido a bacon pero con más sabor a jamón, un trozo de morcilla (black pudding) y otro de brown pudding (no se cual es el equivalente) y litros de te. Luego hemos dado un paseillo por el parque nacional, pero hay que reconocer que la pereza nos pedía regresar al hostal a jugar a las cartas (actividad en la que gano constantemente a mi competitiva novia, lo que hace que se pique). Por aquí se oía gente contenta porque el equipo de la zona de fútbol gaelico ha debido ganar un partido muy importante. Estaba todo lleno de carteles de ánimo, incluso la catedral.

Hablando de la catedral, muy bonita, un ejemplo de arquitectura y todo lo que quieras, pero lo más llamativo es que está llena de pantallas de plasma para los bancos desde los que no se ve directamente el altar. Impresionante. El cartel que tenían fuera era algo así: "Go Kerry team, you play, we pray". Habrá que ver cuando se hace algo similar para animar al Madrid o al paleti.

Ahora, mientras escribo esto, mi novia está viciándose a la nintendo DS. El brain training la tiene enganchada, y ya he conseguido que se pique también al mario karts y al tetris. Curiosamente, el Trauma Center no la ha gustado. Creo que porque fallaba cosiendo al paciente.

Mañana, partimos hacia Cork, la ciudad que todo el mundo describe como: "un coñazo". Veremos.

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