Por desgracia, ya se han acabado mis vacaciones y ya me ha tocado volver al trabajo. Se hace duro acordarse que el último día quería haber ido a la piscina. Hoy, en cambio, me ha tocado llevar una cazadora por la mañana. Se acabó el buen tiempo.
Entre las cosas buenas, hay que destacar que mi empresa ha hecho un cambio de imagen corporativa. Eso, que suele dar igual salvo por un logo nuevo y nuevas plantillas para documentos, ha tenido una alegría inesperada: nos han regalado una powerball a cada uno. Todavía no la tengo pillada el truco, pero es de esas pijadas que quería haberme comprado. Voy a acabar con unos brazos como gigantes. La lástima es que no nos han dado el modelo con contador, que es el ideal para picarse con la gente.
También había panfletillos, nuevos cuadernos, calendarios, tarjetas de visita y una alfombrilla de ratón, pero eso como que da igual.
Creo que es la primera vez que me llevo un regalo corporativo. El año pasado me dieron una alfombrilla de ratón, pero obviamente, no lo considero un obsequio. Además, era fea y por no tener no tenía ni los colores corporativos.
La duda que queda es cuanto dinero se habrán gastado en todo esto. Hasta han comprado un tipo de letra para dar más imagen de marca. Un publicista se habrá forrado. Y eso que el logo nuevo no nos gusta a ninguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario