Hoy se ha muerto la única abuela que me quedaba. A las diez y cuarto de la mañana, su corazón ha dejado de latir y ha muerto de forma indolora y tranquila.
Siempre había sido un ejemplo de resistencia. Este año, en abril, apenas nadie contaba con que acabara el mes. Todos la vimos a punto de expirar repetidas veces, pero seguía aguantando, un día tras otro. Sin rendirse nunca. Y esto lo repitió constantemente en sus últimos meses, en sus últimos años.
Escribiría algo más, pero tampoco es necesario. Sirva esto como mi humilde homenaje.
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