Ha vuelto Harry Potter, más crecidito que nunca y haciendo difícil creer esos 14-15 años que se le suponen. Y eso es probable que sea el mayor error de la película, lo que quiere decir que se lleva una nota alta.
Las películas basadas en libros tienen dos problemas: respetar la historia y la atmósfera del libro ( Sí, respetar y no destrozar) y conseguir mantener el interés para aquellos que ya se saben el final. Ambos objetivos están conseguidos. Obviamente hay partes que se pierden del libro, pero no se notan y casi se agradece, y hay partes a las que se les da una importancia mayor. Pero el resultado final es una adaptación a la que dudo la autora ponga muchas pegas. Sobre la atmósfera, poco que reprochar. Sin llegar a ser tan oscura como la dirigida por Cuarón, grandísimo director, refleja perfectamente lo que todos ya imaginamos leyendo los libros.
El interés se mantiene. Igual que en el libro, apenas pasa nada hasta el final, pero aún así consigue mantener el ritmo y que las dos horas y media de película no se conviertan en una eternidad infumable. Además, añado, fuimos a verla a las 22:30, con lo que la última hora fue pasadas las doce de la noche, y no tuve sueño en ningún momento. Prueba definitiva de que no está estirada como un chicle.
Sobre efectos especiales, poca cosa se puede decir que no se dijera en las anteriores. Están perfectamente encajados. Los mosntruos son creibles, las explosiones realistas, y cualquiera acaba creyéndose que agitando algo puede hacer levitar cosas. Bueno, en la wii con el juego de la película puedes, que el anuncio tiene muy buena pinta.
Y nada más, a creer que la magia es posible y que los muggles son los demás. Lumus!!!!
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