No puedo poner ni una línea sin decir que antes del camino me llevé una gran, gran alegría cuando alguien anunció su boda antes de irse a Basel. Qué grande fue, qué alegría me dieron. Gracias mil por el subidón con que me fui esa noche. Después de este inciso, al turrón!
En esta breve parada que hago en mitad de las vacaciones, aprovecho para poner por aquí un breve resumen de lo que ha sido el camino de Santiago.
Para los que tengan prisa, un resumen rápido: BRUTAL.
Y brutal lo digo en todos los sentidos, que quede claro. Primero, en lo que se refiere a físico. Ir como se viajaba con el colegio es mucho más fácil: descansos de dos horas a mitad de la etapa, casi sin peso a la espalda, sin prisas... Aquí, ya al preparar la mochila ( gracias a su dueño por prestarmela ) ibas mirando el peso de todo lo que metías. Yo sólo llevaba un par de pantalones largos, no llevaba deportivas, sólo las botas y las chanclas, tres camisetas... Todo lo que hiciera falta para reducir peso, que vas a llevarlo a la espalda machacandote los trapecios. Y eso que, irónicamente, pesaba yo lo mismo con mochila de lo que pesaba el año pasado en marzo. Pero se nota.
Lo que me mató fue, curiosamente, lo que no esperaba: las botas. Estaban rodadas y usadas, pero sólo en invierno. Y me están justas. Bueno, me están pequeñas. Los tres primeros días llegué con el calcetín chorreando sangre de algún dedo del pie izquierdo ( diría que el meñique, pero no estoy muy seguro ) y con laceraciones en el talón. El talón, encima, empeoró cuando me puse un compeed, porque la bota me lo movió y se llevó por delante la piel en la que estaba pegado. Así que tengo un boquete considerable en el pie derecho. Tuve que abandonar las botas y confiar en que mis chanclas, 14 euros de chanclas con velcro, sí, pero chanclas, aguantaran 135 kilómetros, sin romperse y sin romperse. Lo hicieron. Están en mi altar de las grandes compras. Talón con gasa impregnada en antibiótico recubierto con venda, no soy yo nadie curándome.
Mi compañero también sufrió, que acabó teniendo que ir con dos rodilleras que le permitieron seguir avanzando. Eso, y las siestas que le mantuvieron con vida. Bueno, y el churrasco de Triacastela. Un titán ASSR, un titán. Nada se le puede reprochar, salvo su defensa de Raúl González y lo rápido que dobló en Santiago. Ya va estando mayor, chumachu.
Los paisajes eran conocidos, aunque recorrer Galicia y que no te llueva ni un minuto mientras andas es sorprendente. 200 kms andando, unas 50 horas, y ni una gota. Mítico. Una tromba cuando ya estábamos en el albergue de Palas y hoy cuando dormíamos.
Era curioso el tener que ir medianamente rápido o salir pronto para llegar al albergue municipal deseado y asegurarse que aún quedaban camas. La verdad es que todos los días hemos dormido donde hemos querido, menos uno. Y ese día fue por alargar etapa por la tarde para ganar 10 kms encontrarnos con el albergue de los 10 kms lleno, y el siguiente, y el siguiente. El siguiente, lo último que quedaba en los siguientes 5 kms, fue el sitio donde dormimos. En una habitación en plena construcción, que era finalmente lo único que quedaba. Una litera solitaria en mitad de una habitación totalmente llena de material de construcción. Dormimos de maravilla.
A las 7 de la mañana ya estábamos andando, iluminados con una linternita. Parábamos poco después para desayunar, luego alguna parada con acuarius después, llegar al albergue, reservar habitación, ducharse, comer, descansar. Emplear la tarde, y a las nueve, nueve y media, a la cama. Días intensos.
Lo increible del camino, lo sorprendente, es el ambiente que hay. En Arzúa una alemana me vió que tenía los pies rojos por el sudor y se me acercó con bote de aloe vera, y se puso a echarmelo ella misma en los pies. O la gente que dejaba el móvil encendido cargando en el baño, o las mochilas abandonadas a la mano de dios. Una confianza y un buen ambiente general que es difícil de explicar. Gente con la que hablas un poco un día, otro poco otro, y ya te preocupas de como llegan a los sitios. Coincidimos varios días con dos chicas de Alicante, con las que anduvimos varios kilómetros, y cuando las dejamos en Sarriá porque teníamos que seguir, realmente daba pena. Y las habíamos conocido dos días atrás. Y la última etapa ( 40 kms de nada ) la hicimos con una chica a la que conocí el día anterior de casualidad, que dejé a mi compañero durmiendo y me fui a comer enfrente del albergue, donde la encontré con un francés que estaba loco. Hoy en Santiago también hemos estado con ella. Gente muy maja a la que coges cariño enseguida. Espero poder mantener el contacto, aunque siempre he sido muy malo para eso.
Quiero contar todo, y no puedo, porque sería poner muchas, muchas cosas. El pulpo en Melide fue una pasada, y en ese pueblo había una estrella, en su versión del paseo de la fama de Hollywood, con el nombre del que fue nuestro director del colegio. Sorprendente. Hemos hablado con gente que se hacía el camino desde Roncesvalles, gente que hacía el del norte, del que hablan maravillas, unos que venían, por favor nadie se asuste, desde Viena, pasando, muy gracioso cuando lo dijeron, por Basilea. Hemos visto gente con mil ampollas, con tendinitis, con gastroenteritis, con mil y un males. Gente que abandonaba, gente que seguía cuando pensabas que no podría dar ni un paso. Un belga que llevaba un burro,... de todo, vamos.
Y sí, era raro hacer eso sin tanta gente, los dos solos. No es lo mismo sin la compañía de todos aquellos que estuvieron cuando lo hicimos con el colegio, y se iba acordando uno. Se les echó de menos. Y también a los que no vinieron al camino, también. Con tiempo para pensar me he acordado de tantas y tantas cosas... Honradamente, tengo unos amigos cojonudos, aunque alguno sea un mierda, como ECM ( ya te lo mandé por sms, pero grandísima una discusión de dos tipos después de la pregunta de uno al otro: ¿a quién quieres más, a Dios o a tu padres ? )
Mi recuerdo especial del Camino es para aquel que me mantuvo con vida y con fuerzas hace diez años subiendo el Cebreiro, que tiró de mi como si de una mula se tratara. Un favor que, por desgracia, nunca podré devolverle. A usted si que le recordé.
De la parte personal, de lo que necesitaba yo del Camino, diría que no ha ido mal la cosa. Aún queda algo, pero vamos, avanzamos. Estaba visitando la catedral con la chica esta que decía antes y delante de los restos de Santiago hay una frase que parecía que nos la habían puesto allí para los dos: "vuelve a encontrarte, sé tu misma" La frase era de Juan Pablo II y era para Europa, pero creo que es algo que ambos necesitamos todavía. Espero que ella sea capaz. Y espero ser capaz yo también. Suerte, amiga.
En esta breve parada que hago en mitad de las vacaciones, aprovecho para poner por aquí un breve resumen de lo que ha sido el camino de Santiago.
Para los que tengan prisa, un resumen rápido: BRUTAL.
Y brutal lo digo en todos los sentidos, que quede claro. Primero, en lo que se refiere a físico. Ir como se viajaba con el colegio es mucho más fácil: descansos de dos horas a mitad de la etapa, casi sin peso a la espalda, sin prisas... Aquí, ya al preparar la mochila ( gracias a su dueño por prestarmela ) ibas mirando el peso de todo lo que metías. Yo sólo llevaba un par de pantalones largos, no llevaba deportivas, sólo las botas y las chanclas, tres camisetas... Todo lo que hiciera falta para reducir peso, que vas a llevarlo a la espalda machacandote los trapecios. Y eso que, irónicamente, pesaba yo lo mismo con mochila de lo que pesaba el año pasado en marzo. Pero se nota.
Lo que me mató fue, curiosamente, lo que no esperaba: las botas. Estaban rodadas y usadas, pero sólo en invierno. Y me están justas. Bueno, me están pequeñas. Los tres primeros días llegué con el calcetín chorreando sangre de algún dedo del pie izquierdo ( diría que el meñique, pero no estoy muy seguro ) y con laceraciones en el talón. El talón, encima, empeoró cuando me puse un compeed, porque la bota me lo movió y se llevó por delante la piel en la que estaba pegado. Así que tengo un boquete considerable en el pie derecho. Tuve que abandonar las botas y confiar en que mis chanclas, 14 euros de chanclas con velcro, sí, pero chanclas, aguantaran 135 kilómetros, sin romperse y sin romperse. Lo hicieron. Están en mi altar de las grandes compras. Talón con gasa impregnada en antibiótico recubierto con venda, no soy yo nadie curándome.
Mi compañero también sufrió, que acabó teniendo que ir con dos rodilleras que le permitieron seguir avanzando. Eso, y las siestas que le mantuvieron con vida. Bueno, y el churrasco de Triacastela. Un titán ASSR, un titán. Nada se le puede reprochar, salvo su defensa de Raúl González y lo rápido que dobló en Santiago. Ya va estando mayor, chumachu.
Los paisajes eran conocidos, aunque recorrer Galicia y que no te llueva ni un minuto mientras andas es sorprendente. 200 kms andando, unas 50 horas, y ni una gota. Mítico. Una tromba cuando ya estábamos en el albergue de Palas y hoy cuando dormíamos.
Era curioso el tener que ir medianamente rápido o salir pronto para llegar al albergue municipal deseado y asegurarse que aún quedaban camas. La verdad es que todos los días hemos dormido donde hemos querido, menos uno. Y ese día fue por alargar etapa por la tarde para ganar 10 kms encontrarnos con el albergue de los 10 kms lleno, y el siguiente, y el siguiente. El siguiente, lo último que quedaba en los siguientes 5 kms, fue el sitio donde dormimos. En una habitación en plena construcción, que era finalmente lo único que quedaba. Una litera solitaria en mitad de una habitación totalmente llena de material de construcción. Dormimos de maravilla.
A las 7 de la mañana ya estábamos andando, iluminados con una linternita. Parábamos poco después para desayunar, luego alguna parada con acuarius después, llegar al albergue, reservar habitación, ducharse, comer, descansar. Emplear la tarde, y a las nueve, nueve y media, a la cama. Días intensos.
Lo increible del camino, lo sorprendente, es el ambiente que hay. En Arzúa una alemana me vió que tenía los pies rojos por el sudor y se me acercó con bote de aloe vera, y se puso a echarmelo ella misma en los pies. O la gente que dejaba el móvil encendido cargando en el baño, o las mochilas abandonadas a la mano de dios. Una confianza y un buen ambiente general que es difícil de explicar. Gente con la que hablas un poco un día, otro poco otro, y ya te preocupas de como llegan a los sitios. Coincidimos varios días con dos chicas de Alicante, con las que anduvimos varios kilómetros, y cuando las dejamos en Sarriá porque teníamos que seguir, realmente daba pena. Y las habíamos conocido dos días atrás. Y la última etapa ( 40 kms de nada ) la hicimos con una chica a la que conocí el día anterior de casualidad, que dejé a mi compañero durmiendo y me fui a comer enfrente del albergue, donde la encontré con un francés que estaba loco. Hoy en Santiago también hemos estado con ella. Gente muy maja a la que coges cariño enseguida. Espero poder mantener el contacto, aunque siempre he sido muy malo para eso.
Quiero contar todo, y no puedo, porque sería poner muchas, muchas cosas. El pulpo en Melide fue una pasada, y en ese pueblo había una estrella, en su versión del paseo de la fama de Hollywood, con el nombre del que fue nuestro director del colegio. Sorprendente. Hemos hablado con gente que se hacía el camino desde Roncesvalles, gente que hacía el del norte, del que hablan maravillas, unos que venían, por favor nadie se asuste, desde Viena, pasando, muy gracioso cuando lo dijeron, por Basilea. Hemos visto gente con mil ampollas, con tendinitis, con gastroenteritis, con mil y un males. Gente que abandonaba, gente que seguía cuando pensabas que no podría dar ni un paso. Un belga que llevaba un burro,... de todo, vamos.
Y sí, era raro hacer eso sin tanta gente, los dos solos. No es lo mismo sin la compañía de todos aquellos que estuvieron cuando lo hicimos con el colegio, y se iba acordando uno. Se les echó de menos. Y también a los que no vinieron al camino, también. Con tiempo para pensar me he acordado de tantas y tantas cosas... Honradamente, tengo unos amigos cojonudos, aunque alguno sea un mierda, como ECM ( ya te lo mandé por sms, pero grandísima una discusión de dos tipos después de la pregunta de uno al otro: ¿a quién quieres más, a Dios o a tu padres ? )
Mi recuerdo especial del Camino es para aquel que me mantuvo con vida y con fuerzas hace diez años subiendo el Cebreiro, que tiró de mi como si de una mula se tratara. Un favor que, por desgracia, nunca podré devolverle. A usted si que le recordé.
De la parte personal, de lo que necesitaba yo del Camino, diría que no ha ido mal la cosa. Aún queda algo, pero vamos, avanzamos. Estaba visitando la catedral con la chica esta que decía antes y delante de los restos de Santiago hay una frase que parecía que nos la habían puesto allí para los dos: "vuelve a encontrarte, sé tu misma" La frase era de Juan Pablo II y era para Europa, pero creo que es algo que ambos necesitamos todavía. Espero que ella sea capaz. Y espero ser capaz yo también. Suerte, amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario