martes, 2 de septiembre de 2008

Impugno!

Acabo de ver los ganadores y los finalistas del concurso de microrrelatos sobre 1808 del ayuntamiento de Madrid. No impugno no haber ganado, pero un hueco entre los finalistas me merecía, obviamente. Otro fracaso en otro concurso...  A por el siguiente. Caer, caer y caer, hasta levantarnos. O hasta encontrar un precipicio demasiado profundo.

Hala, mis dos relatos enviados, que posiblemente se perdieron por internete y por eso no ganaron el premio merecido ( sí, y la abuela fuma ).


No, padre

No, padre, no. No sois héroes los que os estais rebelando en Madrid este 1808 contra los franceses. No hay un Hércules, ni un Ulises entre vosotros. No luchais por rescatar a vuestras amadas de ciudades míticas, ni por ideales nobles como el Quijote. Sois unos desarrapados muertos de hambre, sacando navajas contra tropas de elite. Sois cadáveres cabreados. Analfabetos que odian al extranjero, aún cuando sus ideas nos favorezcan. Padre, sois escoria luchando contra dioses.
Pero querría me hubierais permitido luchar a vuestro lado y morir hoy, como un perro. Como un perro callejero español.


Despertar

Abro los ojos cada mañana y siempre pienso que algún día lo que estará delante mío serán tus ojos y no esta pared blanca. Sueño que me sonreirás, que nos cobijaremos bajo las sábanas, que nos abrazaremos como si fuera de la cama hubiera acechando hielo, nieve y soledades. Suspiro cuando imagino que en esos amaneceres tus labios encontraran a los míos, una y otra vez, sin detenerse. 1808 besos después, ni uno menos, el día podrá empezar. Las agujas de los relojes no se moverán hasta que el sabor del último se difumine, despacio, escondiéndose bajo la almohada. 

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