domingo, 1 de noviembre de 2009

Si sólo son diez kilómetros!

Ponerse literario en un instante parece fácil. Escribir, vomitar a veces todo lo que nos dicta la cabeza, frases, ideas que se repiten, o que llegan una sola vez, nómadas del tiempo, y desaparecen antes de que hayamos podido recordarlas.

Escribir... Hoy no procede escribir, sino descansar ( y ver Millenium 2 ). La tercera vez en la vida que corro diez kilómetros. La vez más lamentable de todas. Kilómetro y pico andando como poco. Pendiente de mi muslo, cuando el verdadero enemigo era el calor. Nadie lo hubiera esperado mirando el calendario, pero llevaba tiempo sin sudar tanto, por no decir que nunca lo había hecho. Sudor, sufrimiento... Una de las veces que he ido a pararme, una buena mujer me ha obligado a seguir corriendo. A veces alguien tiene que darnos el toque de atención y ponernos las pilas. Colleja y adelante. Un desconocido que nos da una orden, un libro, un amigo que nos hace tirar hacia adelante. Correr y desfallecer. Correr y acabar y sentir que todo es posible. Correr y soñar que, detrás del último cartel, vas a estar esperandome.

No lo estabas.

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