Últimamente, pensar en Navidad supone pensar en cenas con diferentes grupos de personas: familia, amigos, otros amigos, compañeros de trabajo, de antiguos trabajos, compañeros del fútbol ... En resumidas cuentas, que acabas encontrándote con 6 ó 7 cenas en unas dos semanas, en sitios en los que han subido los precios y han bajado las calidades.
Lo peor del caso es que parece que nos gusta, porque todos los años repetimos. Te vuelves loco por buscar una fecha que guste a todo el mundo, para que cuando la encuentras, la mitad de la gente ya haya puesto ese día otra cena con un grupo distinto. Y vuelta a empezar. Eso sin contar discusiones de sitio, claro. Y después de tantas discusiones, acabas como el año pasado, en un pizza jardín en el que hay miles de personas, comiendo una carne por la que jamás habríamos pagado ese precio y en el ambiente más ruidoso del planeta.
Puede parecer que no me gustan las cenas de Navidad, pero no es así. Mientras iba escribiendo me iba dando cuenta de la gran ventaja que tienen estas celebraciones: la gente se siente obligada a quedar, por lo que es más fácil reunir esos grupos a los que sería imposible ver de otra manera. Y todo el mundo hace un esfuerzo adicional: si tú le propones a un grupo de 10 personas una cena un miercoles , te van a mirar como si hubieras olvidado su idioma de forma repentina. En estas fechas, la gente mirará su agenda.
Y la verdad es que hay gente que se agradece ver. Gente con la que has tratado mucho y que ahora, por circunstancias de la vida, apenas tratas. Gente a la que deberías llamar y no llamas. Gente con la que si no hubiera estas cenas, acabarías perdiendo el contacto, desgraciadamente.
Muchas empresas, entre las que se incluye mi empresa actual, aprovechan para organizar una oficial. En nuestro caso, fue un cocktail, ayer. Las personas más sociables aprovechan para mejorar relaciones, o para crearlas nuevas. Los menos sociables, se hinchan a bebida. Los que no somos sociables y no bebemos, nos ponemos hasta arriba de comida. También socializamos, pero con la gente que ya conocemos y sabemos que nos cae bien. Lo único es que tratas con ellos en un ambiente más distendido y con ellos medio borrachos. Pondría fotos, pero hay alguna en la que los que figuran salen claramente borrachos, y no creo que les agradara verse así por internet.
He dejado de lado las comidas / cenas familiares, pero es porque tengo dos en los próximos días, así que esperaré a que concluyan para escribir sobre ellas.
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