domingo, 13 de abril de 2008

Madrid, Madrid, Madriz


Volver de París a Madrid es siempre reconfortante, para que negarlo. Llegas ( siempre con retraso ) alrededor de las siete de la tarde, y a partir de ese momento, la noche empieza a desarrollarse ella solita. Todo empieza bailando salsa, en una de las clases en que más me he divertido. Llegó mucha gente nueva, lo que implica que casi sea un veterano. Sigo siendo muy torpe, pero se notaban las horas de ventaja, lo que proporciona una tranquilidad aún mayor. Hay gente que lleva más tiempo que yo que se agobia. Yo no. Voy a divertirme, y suelo hacerlo.

Después de bailar merengue un ratito, cambio de cultura. Al Diwan, a comisquear algo y dar cuenta de una de las mejores cachimbas de los últimos años. Casi dos horas nos aguantó soltando uno de los humos más densos que yo haya visto. Hubo algunas que acabaron algo mareadillas, pero fue bastante divertido, para qué negarlo. La foto es de allí, aunque bastante trucada, para que negarlo. Retoques primeros míos ( como acercarnos tanto, que no fue así que conste ) y luego, probar el envejecedor de fotos que ha circulado estos días por la blogsfera.

La noche había que concluirla como empezó, así que nos fuimos a bailar. Risas, risas y más risas, entre canciones de persecución, Doraemons y centenares de fotos.

Una grandísima noche, sin duda alguna.

El sábado empezó con un paseito mañanero y un cambio de planes a mitad. Hubo caipirinhas, caipirisimas, bizcocho de chocolate, visitas a la frikipedia, discusiones sobre Tibet y mil otros temas que salieron a raiz de eso. En vez de acabar la noche, hubo que prolongarla. Como el jueves no pasamos por el Victoria, ayer visitamos. Parecía que el viaje a Rusia había ido bien, de lo que nos alegramos mucho. Siguiendo con el modo jueves, acabamos en el bar donde solemos acabar los jueves, el "4 x", donde presenciamos un conato de pelea, que por suerte, quedó en eso. Cervezas, rones, y un chupito de tequila de regalo, que hizo necesario un largo paseo para poder despejar un poco la cabeza antes de ir a dormir. Sentó bien y mucho se agradeció la compañía, como que de pronto eran las cinco y no nos habíamos enterado.

Mañana pasada en el Rastro, donde la humanidad te rodea y te hace uno más, o uno menos, según como se mire. Comprados los pantalones que iba a comprar y vista alguna camisetilla chula. Pero demasiada gente, sin duda. Entre la mulitud, claro, el arquitecto acabó entablando conversación con uno que empezó a contarle su vida de cabo a rabo. Siempre le pasa a él, es curioso. Debe tener cara de psicólogo.

La tarde de hoy, perdida, como era menester.

Veremos como va evolucionando la semana...

1 comentario:

Gárate dijo...

Jor... pues me perdí al final veros el viernes,... porque el alcohol de la cena y post-cena, acabó con mis posibilidades de llegar a ninguna parte... ¬_¬ desastroso... menuda retirada temprana!

Ales, unos abrazos... ^_^