Otra vez más recargando esta misma página. Otra vez más, el mismo contenido, a excepción de la publicidad. Es curioso ver el tipo de anuncios que me llegan, pero creo que se equivocan si creen que alguna vez voy a pinchar en alguno.
Actualizo una vez más y todo sigue igual. Otra vez, y otra. Pulso de nuevo. En esta ocasión, por cambiar, vuelvo a teclear el nombre entero en la barra de direcciones. Acabo en el mismo sitio, claro.
Tengo delante de mi los correos que me han ido llegando, mi querido buzón de entrada. Pero me falta uno que ya tarda en aparecer. Recargo de nuevo, sigue sin mostrarse. Quizás dandole otra vez... Un correo recibido! No, es publicidad. Lo borro y sigo confiando en que lleguen esos párrafos que estoy esperando.
Porqué se que ese correo va a llegar. Se que de un momento a otro va a venir tu respuesta a mi mensaje de ayer, con esas frases que quizás estés escribiendo ahora mismo y que no acaban de convencerte del todo. Se que coincides conmigo en lo que te escribí, lo se. Lo estarás retocando, sin duda, para decirme que estás de acuerdo conmigo, que coincides con mi opinión. Pero estás buscando la forma precisa de hacerlo.
Recargo otra vez, aún sigue siendo el primer mensaje un correo de ayer sin importancia cuyo título ya se me clava en la pupila: "ecologismo de salón".
¿ Seguirás durmiendo ? No lo creo, ya deberías haber amanecido y haber tenido tiempo para responderme. ¿ Habrá algún error con mi cuenta de correo ? Improbable ( recargo ), me han llegado ya varios mensajes. Quizás el problema haya sido con la tuya, aunque los dos usamos el mismo proveedor, me extrañaría.
Un nuevo click. Todo sigue igual.
Miro el móvil, no vayas a haber decidido llamarme y esté en silencio. No, está con el tono activado, con la batería cargada, con cobertura. Y con un sms de publicidad de Telefónica, como no.
Recargo de nuevo. Nada.
Ni esta vez tampoco.
Ni esta.
Ahora no hay ningún cambio.
Todo igual.
Creí que me habrías respondido mientras dormía, que habrías mirado el correo como siempre antes de dormirte, te habrías encontrado mi mensaje, lo habrías leído y me habrías contestado. Porque sabes que ese correo necesita una respuesta, aunque no lo ponga.
Actualizo la página. Un anuncio de una revista para mujeres. Esperemos que no les cobren por poner su publicidad a alguien que jamás se la leería. Claro, que a lo mejor les dicen que soy una señora de 45 años. Conociendome, es probable que pusiera que esos son mis datos al registrarme, debería comprobarlo. Pero no ahora, que sigo esperando tu mensaje, que aún no ha llegado. Ni ahora, ni ahora, ahora tampoco. Aún no. Sigue sin llegar. Quizás ahora. Puede que esta vez...
No. Tu correo sigue sin llegar. Tu respuesta sin aparecer delante mío.
Quizás ésta sea tu contestación, quizás seas incapaz de responderme a lo que puse en el correo. ¿ Puede este silencio ser tu forma de decirme que no puedes darme la razón, que no puede ser lo que yo ponía, que soy un iluso equivocado?
Pulso otra vez. Pulso otra. Espero que no me llegue ahora. Las lágrimas que zigzaguean por mi rostro al darme cuenta de la realidad no me dejarían poder leer nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario