Ayer murió, a los 89 años, Alexander Solzhenitsyn, autor de Archipiélago Gulag, uno de los pocos escritores que se atrevió a relatar los que estaba haciendo el comunismo en Rusia. A pesar de lo que escribió contando lo que había pasado él mismo en las cárceles y los campos de prisioneros, aún hubo gente que siguió hablando de las bondades del comunismo soviético. Qué fácil es cerrar los ojos y negarse a creer lo que no nos da la gana ver.
Hace poco hacían una encuesta en Jartum ( Sudán ) sobre lo que estaba sucediendo en la región de Darfur. Casi nadie creía que su gobierno pudiera hacer esas atrocidades. La historia la repetimos una y otra vez.
Recomiendo encarecidamente la lectura de Archipiélago Gulag, aunque es un libro duro, descarnado, en el que nada se esconde y nada se oculta.
En esos tiempos en los que no había asociaciones internacionales que te pudieran apoyar o defender, ni unas redes de comunicación que permitieran difundir de forma anónima la información como ahora, volcar en papel todo lo que puso estaba al alcance de muy poquita gente.
Otro gran hombre del que despedirse.
Hace poco hacían una encuesta en Jartum ( Sudán ) sobre lo que estaba sucediendo en la región de Darfur. Casi nadie creía que su gobierno pudiera hacer esas atrocidades. La historia la repetimos una y otra vez.
Recomiendo encarecidamente la lectura de Archipiélago Gulag, aunque es un libro duro, descarnado, en el que nada se esconde y nada se oculta.
En esos tiempos en los que no había asociaciones internacionales que te pudieran apoyar o defender, ni unas redes de comunicación que permitieran difundir de forma anónima la información como ahora, volcar en papel todo lo que puso estaba al alcance de muy poquita gente.
Otro gran hombre del que despedirse.
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