Ayer tocaba salir, después de haber pasado un viernes parado en casa. Ciertamente me apetecía, no vamos a negarlo.
Montamos un grupo tanto extraño. En el punto de máxima convocatoria, éramos 14 personas. Estaba Mr G, al que llevaba tiempo sin ver y resulta que tiene novia. El cazador de facóqueros, con dos amigos que ya eran conocidos de anteriores aventuras. Dos conocidos de Barcelona de otra de las presentes ( creo, me pareció que esa era la historia ). Un amigo del Manguera... Un grupo bastante variado, la verdad sea dicha.
Empezamos en sitio de pintxos, donde la camarera ( muy simpática ella, hay que reconocerselo ) discutió con mr P lo que era un pintxo, lo que era una tosta y lo que era un bocadillo. Pintox ricos y que nos dieron fuerzas para el resto de la noche, que ya por ese entonces se presumía larga. mr V presentó el calimocho a su amiga estonia, que a lo largo de la noche demostró que no tenía reparos a ningún tipo de bebida. Hubo pacharanes, claro. Unos pagados, otros de invitación.
Siendo tantos, entrar en cualquier bar de Lavapies estaba complicado, así que, como era pronto y aún no cobraban en la puerta los cuatro puertas que seguro han pertenecido a algún ejército de alguna república del este, entramos en el Candela ( segunda vez que iba ). Flamenquito y copazos. Hablar un rato por aquí y por allá. Segundos pasos de la noche.
De allí, pasamos al Juglar ( Antes ponía el Duende, que desastre de memoria tengo, gracias por la corrección), con un fallido intento del Manguera en la escalera de Jacob. En el Duende, aparte de tomarnos la copa y bailar un rato, aparecieron dos mujeres con las que ya había habido un intercambio de frases en la entrada. Una hija de mordor la rubia una tipa normal la morena. Hubo claro buitreo, y recuerdo la frase de la morena: "Yo ni fumo ni bebo, solo follo"·. Muy bien, muchacha. Ánimo. Ante tanto moscón, especialmente debido al ataque de uno, las muchachas se fueron despavoridas, agarradas al brazo de dos que pasaron por allí y quizás fueran a satisfacer el vicio de la moza.
Acabado el Juglar, tocaba elegir el sitio donde pagar. Y al Elástico seguimos al manguera, que conocía gente dentro. El sitio al principio daba algo de miedo, porque la música era bastante infernal, aunque mejoró considerablemente, y pudimos bailar y monear bastante tiempo. Última vez que salgo con chanclas, por cierto, que me cayeron restos de un vaso y estuve quitándome cristales bastante tiempo. Eso sí, las dos amigas del Manguera hay que reconocer que eran realmente majas. Esperemos volver a verlas en posteriores días.
Así que a las 6:15 de la mañana estábamos en la calle. Yo quería churros, sigo queriendolos. Pero nadie acompañaba, así que el metro me dejó en casita...
Una gran noche, sin duda. Hay que reconocer que, quitando pequeños detalles, salió todo bien.
1 comentario:
Gran noche, sin duda.
Por cierto, el bar se llamaba El Juglar, no el Duende.
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