locos se crecían hasta el infinito y de cada charco salía un nuevo
jugador a perseguir cada balón. El rival era incapaz de jugar al
fútbol, el cansancio parecía no llegar nunca y los jugadores parecían
estar en perfecta simbiosis con el campo. Al final de cada partido,
las camisetas eran marrones, el pelo, gris y el resultado, favorable.
Eso lo cuentan las leyendas, porque el acta del partido de hoy dice
claramente que con barro somos una panda de nenas que no sabemos hacer
nada bien, ni defender, ni atacar. No se puede ni señalar culpables,
porque diría que nadie se ha salvado hoy. Puede que el frío nos haya
hecho llegar tarde a los balones y no atrevernos a meter la pierna. O
puede que el barro nos haya dejado clavados ( a mi me ha pasado en
varios goles, aunque no es excusa ).
Lo mejor del partido ha sido ver nevar en Madrid. En mitad del campo,
con las luces de los focos y ya de noche, la verdad es que es un
espectáculo digno de contemplarse. Copos pequeños, condenados a
fundirse al llegar al suelo y no cuajar, pero nieve a fin de cuentas.
Del resto del partido, todo para olvidarlo. Los agujeros en defensa,
el inexistente acierto en ataque, el penalty enviado a las nubes, la
lesión de Suso, mis reflejos de elefante... En fin, que habrá otros
partidos mejores, esperemos. Aunque por desgracia, para mi, ya serán
el año que viene, que me pierdo el partido que viene ( por trabajo,
encima ).
Beverly Tronas 10 - Vatos Locos 0
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