Relato de pocas líneas y largo de azucar

Quiero correr detrás tuyo, hasta que el aliento me falte y me sobre el
cansancio saliendose por mis poros.
Quiero alcanzarte, atraparte, rodearte, abrazarte, besarte, sentirte,
vivirte. Mezclarnos poco a poco, de golpe, hasta que solo quede uno de
pie y el otro ni se sienta, solo se difumine por la piel del otro,
deslizandose como una serpiente de seda.
Quiero oirte durante horas y en tus pausas, besarte. Quiero acompasar
nuestro pulso y nuestros latidos, que nuestros pulmones bailen a la
vez, que nuestras manos se encuentren allá donde no puedan cruzarse
nuestros ojos.
Quiero sentir tu risa en los rincones y notar como su tono me
encandila. Oir una carcajada que brota, limpia, honrada, sonora, y
cambia la noche por la tarde por el día y brilla el sol allá de nuevo.
Quiero que mi móvil suene con tu voz, y que el mundo en ese instante,
sin que nadie parpadee, se detenga. Quiero que la eternidad dure cada
segundo y que cada segundo valga la pena.
Quiero soñar imposibles y soñar conseguirlos contigo.
Quiero un beso, solitario, que me recuerde porqué nunca me he rendido.

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Bueno, esto va largo de azucar, pero es que lo otro que tenía en la
cabeza era en exceso violento. Sí, podría habermelo ahorrado, pero la
verdad es que me apetecía poner algo, por rellenar mi tiempo y que
alguien lo perdiera leyendo...