cubría mi piel y parte de mi pelo. No recordaba como había llegado
allí, y apenas tenía una noción exacta de quien era yo. Aun era de
noche, lo que acrecentaba mi desorientación. Solo un recuerdo en mi
cabeza, un nombre.
Un nombre sin rostro, un nombre que hacia que mi cuerpo se
estremeciera y casi se paralizara. Un nombre asociado a emociones que
me recorrían, ora como caricias, ora como laceraciones. Mi cuerpo
recordaba el nombre, mi mente lo había exiliado. Tan traumático debió
ser todo? Tan hiriente?
Mi vida parecía esa playa desierta, esa arena agresiva, ese mar
inhóspito y tentador. Y ese nombre, solitario y único, prendido en mi
cabeza. Ese nombre que parecía mi nexo, último, con el pasado. Pasado
del que huía o que buscaba. Pasado que ya no existía.
Mirando la Luna, contemplando las estrellas, con ese olor a sal
incrustado en mi nariz, no pude sino dormirme de nuevo.
Soñé, por ultima vez, con tu nombre.
Al despertar, otra vez, solo quedaba arena, sal y olvido.
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Alejandome de Benicassim otra vez... Buen fin de semana. Casi todos
estabamos aquí. Casi todos...
Un beso fuerte, hoy, para ti.
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