lunes, 10 de agosto de 2009

una piedra cayendo por el barranco de tu falda de lunares

Mi mano derecha borra lo que la izquierda teclea. Aquella es racional, sensata, y quiere tapar el error que quiero decirte. Ésta es emocional, se deja llevar por sueños, por perfumes, por entelequias. La izquierda escribe renglones torcidos, frases con pétalos, párrafos donde la música corretea por los espacios. Una borra lo que digo, la otra dice demasiado. No soy ni una ni la otra, sino ese borrón que queda en el papel después de que una haya casi alcanzado a la otra. A veces, cuando ambas se despistan, con un pequeño lápiz me escribo a mi mismo en papeles olvidados. 
Luego los pierdo. Con un poco de suerte, encontrarán un camino mejor que el mío.
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Te perdí, me quedé solo.
Nos reencontramos; seguí solo.

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Con una última carta acabó esa historia. Un mensaje sin sello y sin sobre. Un rey de bastos.

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Me voy a dormir. Besos a todos. Hoy, bueno, ayer, especialmente para ti. ;p

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