lunes, 15 de febrero de 2010

El amor y sus utopías

Estar los dos en ese rincón paradisiaco, aislados del mundo y sus torpezas, flotando enamorados como adolescentes. Los dos quietos, nuestros ojos fijos en los del otro, nuestras pupilas, clavadas en las del otro. Las manos unidas, inseparables, con un final indiscernible del comienzo de las otras. Olor a flores, a lago, a monte, a sueños posibles, a estrellas fugaces que aparecen de la nada para cumplir sus deseos.

Y en ese silencio, que sólo se rompe esporádicamente por el contacto de tus labios con los míos, me miras, juguetona, inquieta y hablas:"tengo que ir al baño"

La realidad vuelve, de golpe y en carrera. El hechizo se acaba y todo vuelve a ser esa discoteca, esas cuatro de la mañana de una ciudad cualquiera de provincias. Y tú te vas al baño mientras mis labios saben a esa última cerveza que te has tomado. Ojalá recuerde tu nombre cuando despierte mañana...

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