De nuevo me ha tocado venirme a la ciudad de las luces para trabajar hasta el viernes. Esta vez, no puedo decir nada del avión, pero sí de Barajas, que me parece bien que sea una terminal silenciosa, pero por favor, llenadla de pantallas, que no hay pantalla que tenga sitio para sentarse cerca.
El hotel en el que estoy es de tres estrellas, frente a las cuatro del de la última vez. Y la habitación vale la mitad. Pero me gusta más, parece más cuidado y más bonito, prescindiendo de lujos absurdos y chorradas como el mini bar. Además, tienen un vehículo en el vestíbulo que vi por la tele y no había acabado de entender exactamente como era, podeis verlo aquí.
Como llegué ayer por la noche con tiempo, me puse a estudiar viendo TVE internacional. Estaban poniendo Lisistrata, película que da una vergüenza ajena increible, especialmente si la ponen en un canal para que se vea desde cualquier parte del mundo. Exijo que me devuelvan mi parte proporcional de los impuestos ya. Hay canales que no me quedan claro si son de pago o no en los que ponen películas con muy buena pinta, como hijos de los hombres. Hasta que no esté seguro, tendré que conformarme con ver la basura que aparece en el canal internacional.
Hoy me he puesto hasta arriba en el desayuno. Cuento con apenas cenar para poder estudiar más tiempo, así que he tomado entre tres y cuatro veces más comida de la habitual. Mención especial para las fresas, que eran excelentes. Eso sí, como luego vengo andando al trabajo en unos 25 minutos, ya lo he bajado y mañana puedo zampar de nuevo tranquilamente.
Sed buenos por España (o Irlanda).
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