domingo, 26 de julio de 2009

La suerte que a veces es mala, buena y relativa

Ayer estuvimos de despedida de soltero, y podría poner algunos datos sobre ella, pero la verdad es que, aparte de que espero que ambos novios sean infinitamente felices, porque se lo merecen, voy a contar la anécdota tonta del día. ¿ Por qué ? Porque me pasó a mi.

Fuimos de capea, eso implica que hay una mini plaza de toros en la que hay vaquillas, y alrededor, gente, más o menos borracha, corriendo para que la vaca les ataque pero sin llegar a alcanzarles. La primera vaca ni se me ocurrió pisar la arena. Daba un poquito de miedo ver la fuerza que tenía el bicho, y vi un revolcón que le dio a uno de otra despedida a tres metros de nosotros. No parecía buen plan quedarse ahí delante. En la segunda decidí salir, pero como quien va a la playa. Paseo pegado al muro, por decir que había estado en la arena. Al salir me di cuenta que mi chancla se había roto. Tuve que irme a tirarlas y ponerme las deportivas.

Con deportivas ya me vi algo más capaz, así que con la tercera vaca, estuve algo más en la arena. En cuanto la vaca me miraba me metía en el burladero, que lo de correr delante no acababa de gustarme. Y este punto acaban mis recuerdos.

Desperté tumbado fuera de la arena, boca arriba, rodeado de gente. No podía abrir los ojos porque tenía una tonelada de arena encima y alguien me estaba echando agua helada por la cabeza. No gustaba lo del agua helada, debo decir. Tampoco me dejaban moverme mucho. Lo bueno de tener un amigo traumatólogo es que me hizo la exploración antes de que llegara la ambulancia, y ya me quedé bastante tranquilo. Bueno, la verdad es que tranquilo estaba, porque no me dolía nada. Una mujer de otra despedida me estaba curando una herida de la rodilla ( un detalle que no la podré agradecer, me temo ), y varios me estaban tapando el sol. Mil gracias a todos.

La ambulancia me llevó al hospital, donde mi pobre amigo médico tuvo que volver en su día libre. Entiendo que me odie. Placas, un tac y por lo visto, todo bien. Un collarín para por si acaso, y pude verme las heridas de la nariz y frente. 

Nos fuimos con los otros dos pobres a los que fastidié la barbacoa y parte de la tarde ( mil gracias, siento fastidiar así ) y a seguir la velada...

La versión más oficial que he encontrado es que yo estaba medio parado y alguien llevó la vaquilla ( involuntariamente, claro ) hacia mi. La vaquilla decidió ir a por mi en vez de a por él y, cuando fui a salir corriendo, me resbalé y su cabeza golpeó a la mía. Al suelo, dos minutos inconsciente, mientras se montaba un cristo considerable en la pista.

Mil gracias a todos lo que me atendieron, de una u otra forma, y mil perdones a todos por haber fastidiado el plan. 

Y besos...

1 comentario:

Nachete dijo...

1 boca arriba no, que van a decir del médico. Cúbito supino
2 hay que ser desgraciao para llevar una vaca contra ti
3 fastidiar fastidiar, al final tpoco se fastidió tanto (gracias a Dios)
4 Al final de entre todas las despedidas de soltero todos nos acordaremos de ásta y de tus gafas de adamantium