Hemos visto pueblecitos más o menos entrañables, unas cuevas bastante desconocidas a las que dedicamos un día ( por hacer caso a recomendaciones de gente que me odia ), estaban bien si hubieran estado a quince minutos en coche. Bajamos el Sella, que me encantó. Mis brazos difieren un poco de esa opinión, sobre todo porque iba solo en la barca y sufrí bastante. Bueno, en el último tramo ibamos las tres barcas juntas, nos cambiamos de barca en mitad del río... Sí, haciendo el mono allá donde vayamos, y llevando un melón, que ya parece tradición!
Hablando de monos, el arquitecto vio uno. Nadie más. Sigo sin creerle.
Vimos Covadonga, que me sorprendió gratamente. Como anécdota menor, estaba Antonio Martín por allí. Intentamos subir a los lagos, pero la niebla nos hizo desistir a mitad de recorrido.
Vamos, que me lo he pasado bien, qué demonios! El bungalow era algo cutre, sí, pero eso era previsible. Paredes de papel tenía, un frigorífico al que se le caía la puerta, pero bueno, en peores camas he dormido. Recuerdo la de Berlín, por poner un ejemplo cercano en el recuerdo.
Ha habido sidra, bastante. Ayer cayeron varias botellas. La mitad en las plantas donde la escanciabamos, la otra mitad, en vasos repletos. Lo malo de realizar el proceso en la oscuridad, que no queda claro si cae en el vaso o fuera. Cabrales no ha habido tanto como era deseable, lo malo de ir con gente a la que le da asco.
El próximo viaje, pasado mañana, a Francia ( por placer, este es por placer! ).
A ver si consigo disfrutar estas dos semanitas de vacaciones, que me lo merezco, aunque sea un poco...
Besos a todos, sobre todo, una vez más, a ti...
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