lunes, 13 de julio de 2009

Madre, este no es mi Mediterráneo

Hemos dejado Carcassonne con un único objetivo en mente: echar
gasolina. Si, suena facil, riase quien quiera, pero cuando todas las
gasolineras están sin gente y la maquina se niega a aceptar tu
tarjeta, la situación digamos que es mala. Hora y pico y bastantes
kilómetros en dirección contraria al plan del día. Mala suerte!
Primera parada: Lastours. Cuatro castillos, o sus ruinas, en lo alto
de un pueblo. Paseo por la montaña bajo un sol abrasador. Estaba bien,
aunque alguna nube y pantalones cortos se hubiera agradecido.
De allí a Narbona, a ver a los antecesores de la ministra.
Espectacular catedral, de lo más alto que he visto. Claro, que la
capacidad era de cien personas. Algo ruines eran, para que negarlo. El
ayuntamiento también tenía un edificio majo.
Después y antes de irnos, visita a un horreum, que resulta ser un
almacén subterráneo romano.
Pueblo siguiente: Agde, la perla negra, según la guía que tenemos.
Aporto poco al viaje y a nuestras vidas...
En la carretera de Agde a Sete, nuestro lugar de cena, parada para que
mis compañeros se bañaran en el Mediterraneo. Playa estrechita, pero
larga, bastante larga...
Sete, puerto pesquero y ciudad de vacaciones. Atasco tras atasco. Eso
si, una muy maja cena marinera, con ostras, mejillones, caracoles de
mar gigantes... Y botella de vino gratis, que el camarero se ha
olvidado de poner en la cuenta y no se me ha dejado decirlo.

El hotel, en Sete, lo que ha sido extraño porque yo pensaba que estaba
en Montpellier... Menos mal que hemos confiado en el GPS!

Besos y empiecen bien la semana!

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