Después de haberlo dicho hace mucho tiempo, por fin he ido a ver la exposición de Escher.
Hemos tenido suerte, porque con el mal tiempo que hacía había relativamente poca gente en la exposición. Nada de cola, solo un poco de tiempo perdido en el control de seguridad por culpa de la chaqueta de Luis y sus botones metálicos ( o llevaba una pistola, una de dos).
La exposición es brillante. La única pega que puede ponerse es que en algunos momentos se hace complicado seguir el orden previsto. De las obras, pocas pegas. Desde los primeros grabados hasta las últimas obras imposibles hay maravillas en todas las imágenes. Desde iglesias que parecen fotografías, hasta juegos imposibles de perspectivas que te dejan mirando la obra y pensando en la genialidad que tiene este artista.
Como decíamos al principio, Escher recuerda a Picasso. En sus primeras obras demuestra su maestría en el dibujo, su perfeccionismo, su técnica. Y a partir de ese momento, empieza a jugar. A jugar con la técnica, con la perspectiva, con las ideas. Este hombre sin duda tenía que divertirse haciendo lo que hacía.
En resumen, gran exposición, altamente recomendable para todos los que conozcan a Escher y totalmente obligatoria para los que no le conozcan.
1 comentario:
... discrepo!!! uno iba a esta exposición esperando ver trampantojos y poquitos había... por no hablar de la sala con cuadrados y espejos que nada tenía que ver con Escher.
Los paisajes bien... y el video comparando dibujo y foto alucinante.
Fdo.: Zalacaín el Aventurero.
Publicar un comentario