De cumpleaños de nuevo

Ayer celebramos el gran cumpleaños de Abril, la conexión Higuera-Javi. Mismo sitio que siempre, misma gente que siempre, tan divertido como de costumbre.

Para no ir minuto a minuto en plan crónica deportiva, voy a quedarme con los grandes momentos de la noche. Algo grande se quedará en el tintero, pero hay que conformarse con lo que hay. Y hay tres escenas inolvidables: Gabi contando su viaje a NY, los regalos y la cólera de los dioses al final. Hubo más cosas, indudablemente, pero no tan grandes. Estas, como diría Gabi, son guays.

Dado que es un cumpleaños, empezaré por los regalos, que es lo que queda. Nuestro amigo cántabro se llevó una botella de Minga Loca que vale su precio en oro, perfectamente customizada por el talento del señor doctor con los pinceles y el teleco que ahora odia al mundo con el photoshop (no odies al mundo, el mundo te quiere y en algún momento te lo demostrará). Además, unas zapatillas, un delantal (idea de su novia y de sus fantasias), una enciclopedia de arquitectura y el Munchkin 3. Vamos, cosas que pesaban para que luego cuando abandonamos el garito y nos quedamos 40 minutos en la puerta, sus brazos sufrieran. El otro celebrante, en cambio, se llevó una ristra de regalos totalmente distinta: una cazadora (a esa percha, cualquier cosita le queda bien), una webcam y una serie de regalos muy temáticos relacionados con su gran frase: "Por ti mataría una ballena a chancletazos". Así que se llevó una ballena de peluche y unas chanclas, que utilizó para quitar el envoltorio de la ballena y una genial camiseta con una ballena "achancletada" y la frase traducida a múltipes idiomas por detrás. Camiseta que siempre había dicho que quería hacerse y que ahora tiene. Genial camiseta, que merece admiración eterna para los que contribuyeron a ella. Por supuesto, también tuvieron tartas para que soplaran velas. Tartas que algunos ni probaron para poder caber en un chaqué hoy, que dura es la vida para los que se casan...

Después de eso, llego Gabi, recien llegado de su viaje a Nueva York. Y si Gabi siempre tiene historias espectaculares que contar, la de ayer no podía ser menos: nos contó su noche de lujuria desenfrenada con una negra del bronx, de lo más profundo de bronx. De esa zona donde te recomiendan no ir a menos que lleves un tanque de la guardia nacional. A esas calles tan saludables se fue Gabi a copular con la susodicha, confiando en que no apareciera el novio por la puerta. Obviamente para todos los que le conozcan, la historia está rellena de detalles gráficos de la noche y precisiones que son las que dan todo el color, pero me abstendré de contarlas aquí para que los menores puedan seguir accediendo libremente.

Y finalmente, la cólera de los dioses. El alcohol, en vez de dormir ayer al amable vecino, lo convirtió en una máquina de golpear, que hacía que tan pronto daba patadas como cargaba contra la gente. Eso, o repartir guantazos con unos guantes que vaya usted a saber de donde habrían salido. Al final, cuando ya lo acompañaban para llevarlo a casa en coche y que no se enzarzara en luchas con desconocidos, acabó pegándose por los suelos con Javi H. Y hay varios cronistas que confirman este punto. También hay que decir que el alcohol ayudaba a controlar la fuerza de los golpes, por lo que, aunque dolían, no te daban ganas de reventarle la cabeza. Eso lo dejaremos para la próxima vez.

Una gran noche, en la que incluso apareció nuestro traumatólogo favorito desde Toledo a las tres de la mañana. Estos médicos, como lo viven.

P.D. Las fotos de mi cámara están ya publicadas en internete. He mandado el enlace, pero como siempre, seguro que se me ha olvidado alguien. Cualquiera que quiera verlas, que me envíe un correo.