Fin de semana del orgullo gay, de fiestas populares de Madrid, en las que sí, algún gay hay, pero vamos, o hay un millón de homosexuales en Madrid o allí estamos todos. Por otra parte, no estaría mal que hubiera un millón de homosexuales en esta ciudad nuestra, porque querría decir que habría miles y miles de mujeres deseando conocerme. No hay ninguna, como es previsible.
Paseme por las fiestas solo el viernes, y, como siempre, me lo pasé bien. Hay muy buen ambiente, muy buen rollo y se agradece estar bebiendo en la calle en mitad de julio.
Sábado de piscina, indio y bar. Volvimos al 4:10, donde el camarero aún nos recordaba. Incluso nos preguntó por el cazador de facóqueros. Plan muy tranquilo, que estuvimos poco y alcohol apenas tomamos. Vuelta a casita andando para despejarme un poquito. Tiene su encanto la noche madrileña en verano.
Hoy, día en casa, salvo un viaje a la fnac que no quería seguir postergando. Más libros recogidos, que parece es lo único que hago este año, leer y leer. Un regalo entre ellos, para alguien que lo va a flipar cuando lo vea. Dudo que lo acertara ni en mil intentos. Claro, que a lo mejor diciendo estas cosas acaba acertandolo. No se me asuste vuesa merced, que está comprado con todo mi cariño hacia vos, y sabe que es mucho.
Como dato del día, en Inglaterra, ya sea en Silverstone o Wimbledon, llueve. Bonita carrera de Fórmula 1, en la que Alonso con un coche que acelerara habría hecho algo bastante mejor. Hamilton, hay que reconocerselo, ha dado un recital. En Wimbledon, no se como acabará el partido, pero está siendo de los pocos partidos de tenis que me tienen enganchado. Gran Federer, qué clase tiene, gran Nadal. En el quinto set, y empatados 2-2, 40 iguales, mi voto va para Federer. Esperemos que la lluvia permita seguir en breve.
Besos, gente. Se os quiere. Suerte para los que mañana enfrentan días importantes.
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