lunes, 30 de marzo de 2009

El último día de Nueva York



El día amaneció cubierto, incluso más de lo que se ve en esta foto, que es del día anterior. Como mi intención era andar y andar, dejé la cámara en el hotel, junto a la maleta y la mochila que compré el sábado y descubrí al llegar al aeropuerto que había roto.

Empecé por ir a la tienda de los judíos a por los pedidos que me habían realizado. Uno de los objetivos tiene una buena pinta brutal, lástima no poder montarlo para probarlo. Me sigue encantando esa tienda, está optimizada al máximo, todos los dependientes dominan el tema del que hablan... Genial, sin duda. Alguno que yo me se disfrutaría como un enano entre esos ortodoxos vendiendo electrónica. Desde ahí, al sur. Quería andar por Chinatown, el Soho, Little Italy... y lo hice. Nadie podrá decir que no me patee esa isla. Curioso sobre todo Chinatown, con sus dos vertientes: las tiendas para turistas, en las que se venden joyería barata, camisetas, falsificaciones... y las tiendas para chinos, con carteles en chino, en las que solo entran chinos. Dos mundos que no se mezclan ni por asomo.

Desde el sur, al norte. Quedaba por ver el Metropolitan, e irme sin verlo hubiera sido una falta de respeto tremenda. Por definirlo rápido: apabullante. Hay absolutamente de todo. Egipto, Roma, Grecia, Edad Media europea, tribus de Oceanía... Una colección de pintura y grabados en la que figuran decenas de nombres brillantes... Baste decir que me perdí mil veces ( qué fácil es perderse en este museo, por dios ), y una vez aparecí en una sala con dos Grecos y un Goya, acompañados en la sala de al lado por un Madrazo. Dalí, Miró, Picasso, Renoir, Manet, Monet, Van Gogh, Chagalle, Pollock,... Pufff, desbordante. Cuatro horas de un lado para otro, y eso que apenas me detenía en nada. Sin duda, en contenido, el mejor museo de Nueva York, diga lo que diga ECM. Vale, todo lo antiguo son saqueos, indudablemente, igual que hicieron los ingleses o los alemanes. Pero hay auténticas joyas. Y, aunque suene duro decirlo, la parte de Egipto es mejor de verla allí que en el museo del Cairo, que da vergüenza ajena.

Cuando me echaron del museo, paseillo hasta el metro, paseillo de más de media hora, vamos, llegada al hotel y taxi al aeropuerto. Taxista colombiano que resultó ser madridista. Entrañable.

Después de eso... resumamoslo en que he llegado con dos horas de retraso y que mi odio por los aeropuertos, aviones y sus procedimientos sigue aumentando. Como anécdota, en el control me revisaron la bolsa, incluso pasandole una especie de paño con el que supongo buscarían restos de sustancias prohibidas.

Así que nada, ya de vuelta al trabajo. He pasado las fotos al ordenador. He borrado algunas, incluso, pero aún hay 765 fotos. Me aburre incluso a mi, aunque hay alguna chula. Si tengo tiempo a lo largo de la semana pondré alguna por aquí.

Besos a todos, ahora desde más cerca a la mayoría de vosotros. Espero ver a algunos a lo largo de la semana ( a algunos si me dicen cómo en los comentarios, claro ).

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