¿ Cómo no nos va a confundir la noche con lo que los alemanes llaman una cerveza? De estas cayeron varias, menudos bicharracos que eran. Y yo, mientras, incapaz de acabarme el vaso de agua con gas que me habían puesto. A rayos. El agua con gas sabe a rayos. Normal que se alcoholicen cuando el agua sabe amarga y gaseosa.
Después de las cervezas, pues cachimbas. Y ¿qué pasa con las cachimbas? Pues que empiezas a jugar con la cámara, a probar efectos y salen fotos extrañas en las que cuesta reconocer a la gente.
Pero vamos, que Berlín por la noche tienes sus cosas bonitas. La torre de comunicaciones que los comunistas levantaron para demostrar su poderío, queda bastante resultona.
Y también tiene sus estatuas por la zona medieval, que de medieval tiene las calles, porque las casas fueron arrasadas. Cerca de esta estatua, sentados a su vera, tuvimos uno de nuestros primeros contactos con españoles, que vinieron a pedirnos costo. Entre eso, y el culé que vino a preguntarnos donde podía ver el amistoso del Barça, quedó claro lo peculiares que somos los españoles por el extranjero.
Para acabar, el otro sitio por donde pasábamos cuando salíamos, la casa okupa. Una casa en un estado de conservación algo escaso, con una zona de discoteca, talleres de artistas, actuaciones en directo y, alguna vez, malabaristas que permitían sacar fotos tan chulas como esta.
Y como siempre, mañana más y mejor, que con todas las fotos que hay se pueden hacer monográficos de 30 fotos de cualquier tema. Y los habrá...
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