Para los que no lo sepan, hoy la bolsa se ha dado una torta de consideración. Es probable que el efecto siga, así que seguiremos perdiendo valor bursatil y transformando inversiones en el corto plazo a inversiones a largo plazo. Si ahora necesitara vender algo, habría perdido casi un 20-25% de lo que tenía en bolsa el 1 de enero. Parece que la crisis no va a afectar solo a los que tienen hipotecas, no, sino a los que invertimos sin tener ni puta idea.
El caso es que como decía, a pesar de esta pérdida ( aún no materializada hasta el momento de la venta, aunque al bajar tanto habría que hacer un apunte contable, me temo ) y del dolor en el abductor, que me hace cojear como un pirata, no me quejo del día. De hecho, me alegro.
Primero, por haber ido a la Casa del Libro a realizar un encargo que me habían pedido y llevarme no solo ese libro, sino otros cinco. Uno de los cuales, Firmín, quería habermelo regalado el día 19, que era mi santo. Soy comprador compulsivo de libros, y la pila de pendientes empieza a tener un tamaño superior a mi cabeza.
Segundo, por un mp3 que me han enviado, es una chorrada sin importancia, pero con toda la importancia del mundo para remitente y destinatario. Está claro a quien le ha hecho más ilusión, pero a mi me ha encantado poder escucharlo.
Alegrar el día es fácil a veces. Aunque claro, si necesitara pelas ahora estaría preocupado echando cuentas con la calculadora y viendo si poner alguna orden de stop.
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