lunes, 23 de junio de 2008

Ya era hora!

Que tensión en estos partidos, qué sufrimiento. Todo el partido merodeando por el campo italiano, teniendo ocasiones más o menos claras. Incluso, con alguna buena intervención de Casillas. Todo el partido mereciendo ganar, pero sabiendo que los de enfrente son malos, sí, pero aunque vayan de blanco son la selección azzura, los italianos, el equipo con más oficio de cualquier campeonato. Los que no hacen nada más que plantar un muro defensivo que riete tu de la defensa de Montecasino. Pero ganan siempre. Y enfrente, España. La selección a la que los cuartos de final le da igual contra quien sean, porque su rival son siempre ellos mismos. Leer cuartos de final y bloquearse es todo uno. Siempre parece que merecemos ganar, sí, como contra Italia en el 94, donde Salinas falló lo infallable, Baggio metió lo que tenía que meter y Luis Enrique lo único que pudo hacer es sangrar como un cerdo degollado en el codazo de Tassoti. Vengar la historia o repetirla.

El caso es que esta vez sí que nos lo merecimos. El peso del partido, el balón, las ocasiones eran de España. Quitando dos remates italianos, el resto ocasiones y ocasiones españolas, a pesar de que Villa y Torres no han estado especialmente finos. Ni Güiza. Pero Silva, Cazorla, Senna, han disfrutado de ocasiones en las que el gol podría haber llegado.

En vez del gol han llegado los penalties, en los que ya no era la tensión de estar de pie, no, yo ya tenía que estar dando saltitos de la tensión que tenía encima. Saltos, saltos, y más saltos. Y ver a Villa acomodar la pelota, mirar a Buffon, largo como es, porterazo como pocos. Y verle marcar, correr, permitirnos soñar con el primer penalty. Y ver al italiano marcar, pero por poco. Luego cogió el balón Cazorla. Debutante con España en esta eurocopa, con poca competición internacional a sus espaldas. Me daba miedo. Pero Cazorla tiene madera de grande, y debiera dar el salto a ese Madrid que le acogería con los brazos abiertos. Su frialdad en el penalty lo demuestra, gran jugador el que tiene la responsabilidad en sus botas, un portero enorme y no duda. Al contrario que el italiano, que vio a Casillas y la portería empezó a hacerse pequeña, muy pequeña. Falló, o paró iker, la eterna duda.

Senna fue el siguiente ( o fue antes? ), y ejecutó también perfectamente a Buffon, cerrando un partido casi perfecto ( lástima el tiro que se le fue a Buffon y dio en el palo ). Otro gran jugador con poco nombre, pero que ha demostrado como defender y comenzar el juego perfectamente. Un italiano marcó, pero por poco. 3-2

Güiza cogió la pelota y, al ponerla en el punto de penalty, Buffón creció y el marco se redujo hasta el infinito. Falló. Pero Iker, otra vez Iker, siempre Iker, paró el penalty italiano. Di Natale, creo. Al que ya paró una clamorosa ocación antes, el que lesionado fuera del campo se metió dentro para perder tiempo. Por listo. Que se consuele en el avión.

3-2 y últimos lanzadores. Si marcaba Cesc, ganábamos. Y Cesc no falló. 4-2, semifinalistas. Que corto suena, que bien suena.

Y saltos, abrazos y más abrazos. Porque lo merecíamos, porque esos 11 tipos en pantalón corto nos han mantenido pegados a la tele, sufriendo. Sabiendo que merecíamos ganar, pero pensando, en cada momento, que podíamos perder. Esta vez perdió Italia. Abrazos, alegría. Bocinas y petardos por la calle. Noche en la que la crisis se queda a un lado, el congreso del PP a otro, y que da igual que Alonso haya hecho una carrera patética, que Pedrosa no pueda adelantar a Rossi. Hoy el euribor podría haber llegado al 10% y a nadie le hubiera importado. Porque somos semifinalistas después de años y años. Por fin podremos ver en la tele, en color, a nuestra selección de fútbol dejándose la piel contra Rusia, luchando por una histórica final.

Es sólo fútbol, pero todo un país ha saltado en el mismo momento por algo.



1 comentario:

Chema dijo...

Todos no, más de un perro en Manresa no saltó