sábado, 2 de enero de 2010

El olvido en un rincón del planeta

Hay un pueblo perdido en una llanura de Asia que, nadie entiende como, olvida todo el al acabar el año solar. En un momento concreto, todos los habitantes del pueblo están reunidos en torno a una hoguera, rodeados de sus familiares, de sus vecinos. Un instante después, se encuentran que están delante de un fuego, en un sitio que desconocen, con hombres, mujeres, niños, alrededor que no conocen de nada. Los ataques de pánico no son raros, y tienden a propagarse cuando todo el mundo se da cuenta que nadie entiende lo que sucede. Prohiben acercarse a nadie de fuera, para evitar que se aproveche de la situación.

Desde hace unos años, decidieron que la mejor forma de recuperar el ritmo normal de la vida, era dejando sus memorias por escrito, indicando sus lazos familiares, sus trabajos, cual era la casa que cada uno ocupaba. Tienen que dejar por escrito toda la información que pueden, pero tienen que no dejar demasiado, para evitar que el exceso de datos les sature al empezar el año y se acabe olvidando todo.

Sólo pusieron una regla: no se puede escribir nada negativo sobre otra persona. El olvido automático que sufren es, a la vez, un momento de perdón obligatorio entre todos ellos, un tratado de paz. Desaparecen las peleas, las rencillas personales, los odios. No quedan problemas enquistados entre ellos.

Son un pueblo castigado y bendecido. Jamás podrán avanzar hacia una cultura con unas posibilidades como la nuestra, pero tampoco acabarán con nuestra compleja sociedad, sus tensiones y sus falsedades.

A veces les envidio y quisiera, el uno de enero, poder olvidar todo y empezar de nuevo...

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